lunes, 8 de noviembre de 2010

VAMPIRAS





…y es como si hubieran pasado 200 años, realmente no se que pasó, solo sè que desde ese día ya no soy el mismo, mi ser se lleno de sombras, tristeza dudas e incertidumbre…
…el banjo que me regalaste es la prueba, hace un año que me lo diste y míralo, esta deshecho, apolillado, su maquinaria oxidada, no tiene lógica.




Solo recuerdo, que llegue a ese lugar y me aloje en el hotel, a la hora de la cena coincidí con un teniente del cuartel que estaba a las afueras del pueblo y al final de la cena hicimos buenas migas y me invito a tomar unos tragos en el cuartel, asi lo hicimos. Pasamos una buena velada bebiendo y yo tocando el banjo y terminamos a altas horas de la noche…
…me encamine de nuevo al pueblo, feliz, tranquilo, con la recomendación que no desviara el camino y no hiciera caso de nada que me llamara la atención en medio de la noche.
Al caminar un largo trecho, desconocí el camino, me desoriente y no hallaba el rumbo, había una luma llena hermosa, un poco de nubes que proyectaban sombras con figuras distorsionadas, mi sombra se alargaba con la luz de la luna y parecía un demonio emergiendo del mas allá…pero no sentí miedo, si me preocupe al no conocer el camino, más adelante en el horizonte se perfilaron unas tumbas, era un panteón, pero no recuerdo haber pasado por ahí, seguí caminando, y de pronto alcance a vislumbrar en una tumba, una dama recostada, con su cabello cubriéndole la cara, señorita, le puedo preguntar, ¿en que paraje nos encontramos? Ya que erre el camino y no sé cómo llegar al pueblo.
Ella apenas levanto la cabeza y con su brazo extendido me indico una dirección. Oiga, ¿pero que hace Ud. Aquí sola en medio de un panteón a estas horas de la noche? Apenas balbuceo una frases que no entendí, solo alcance a mirar sus ojos llenos de misticismo y una belleza extraordinaria cuando algunos rayos de luna se posaron en su lánguido rostro.. Me miro la mano y me pregunto de un anillo que llevaba puesto, ha es te anillo, es solo una baratija, no tiene valor. Si me lo das te llevo al Pueblo. Esta bien.
Se encamino y yo detrás de ella. Llevaba un vestido blanco de encaje hermoso, y unas sandalias blancas con hilo de oro igual hermosas. Sus pasos eran ligeros y ávidos y pronto ya había una distancia entre ella y yo…
Me apresure para alcanzarla al punto que llegábamos a un puente casi destruido, me indico que le diera el anillo y que yo atravesara el puente. Así lo hice y al atravesar el puente y mirar hacia atrás la mujer ya no estaba…bueno finalmente la mujer cumplió su promesa, alce los hombros y proseguí mi camino que ya había reconocido.
Al dar vuelta a la esquina camino al hotel, las casas se perfilaban en la semipenumbra por la sombra que provocan unas y otras. Decidí sacar mi banjo y entonar una melodía de amor, en tono bajo para no despertar a los vecinos.
De forma automática me detuve en una casona que llamo mi atención ya que se veía semiabandonada. Proseguí mi canción y de repente del balcón se asomo una mujer y se quedo escuchando mi canción, y me susurró, que le agradaba que me acordara de nuestra canción y que se la tocara al pie de su balcón. No hice aprecio del comentario ya que estaba inspirado tocando y cantando.
Me hizo señas de que entrara en la casa, me acerque a la puerta y esta se abrió, una ves dentro, estaba totalmente oscuro, solo sentí su presencia detrás mío y su mano palpando mi hombro. En ese momento sentí que corría un escalofrió por todo mi cuerpo…
Hizo que la siguiera, subimos una escalera, yo a tientas ya que desconocía en donde estaba. Llegamos a una habitación que se alumbraba por una chimenea y unos candelabros distribuidos por toda la habitación.
Pasa mi amor no seas cohibido, me dijo ella, en eso aprecie una belleza inusual, que me sedujo, me atrajo, me éxito, hizo que mi miembro palpitara y se pusiera erecto.
Pero no te quedes ahí parado, ven, siéntate a mi lado y sigue tocando y cantando nuestra hermosa canción. Para eso, en mis adentros pensaba, esta mujer esta loca, ya que en mi vida la he visto. Pero ya me había cautivado y decidí llegar hasta el final, solo pensaba en poseerla, hacerla mia, amarla, desnudar sus blancos hombros y contemplar su hermoso cuello, que de lado se antojaba dar una larga chupada.
En un momento en que atizaba el fuego, mire en 360º, y vi toda la habitación lujosamente decorada, con un estilo muy antiguo, pero de buen gusto, Los tapices se veían como de importación, cuadros muy finos, esculturas, maderas finas…
Amor, ven, y con su mano me indico una mesa totalmente llena de viandas sacadas como de una película para una velada romántica, había de todo, y lo necesario para una seducción total.
Sentía hambre, después de la caminata y accedí a tomar algunas viandas. Pero, y tu no vas a probar bocado? No, esta comida la he dispuesto solo para ti, solo quiero que pongas unas uvas en mi ombligo, en mis pechos, en mis partes intimas y que me hagas tuya…
Ya la pasión se había despertado y desesperado me abalance sobre de ella, al tocarla sentí el frio de la muerte, ella, estaba helada, y su piel era blanca como la nieve, poco a poco, se fueron sonrojando sus mejillas al calor de mis besos y caricias, que mis manos recorrían palmo a palmo cada centímetro de su desnudez. Coronado su pezón con una deliciosa fruta, la chupe y succione al grado de erectar el mismo y ella gemía de placer.
Ella me seguía mis intenciones y me besaba y chupaba el miembro, y me chupaba el cuello, y en cada chupada me sentía desfallecer de placer, y me sentía cada vez más débil pero lleno de pasión y lujuria.
Llene su ombligo de un delicioso vino y bebí de el cómo desesperado, y mi corazón más débil pero más excitado tratando de llegar al punto G de la gloria. Ella se incorporó, me levanto y tiro en el sillón, ella de espalda, abrió las piernas y se penetro…vi su larga espalda y como se perfilaba su columna vertebral, arriba y abajo, los impeles se hacían más frenéticos cada vez, saliendo gritos y gemidos de nuestras gargantas sin parar…no pares, no pares, sigue por favor sigue…sentía que ya no podía, que estaba a punto de desvanecerme, me sentía débil, pero ella de nuevo se acercaba a mi cuello y me besaba y me chupaba…
No se cuanto tiempo pasamos así, hasta que me desvanecí. Cuando abrí los ojos, me sentí todo adolorido y lo primero que busque fue a ella, pero ya no estaba. Yo estaba recostado en el mismo sillón, pero estaba todo viejo destruido, olía a humedad, las cortinas que vi en la noche hermosas, estaban roídas, el tapiz se caía a pedazos, el piso tenia tremendos hoyos que se veía el piso de abajo, y el banjo, que me regalaste, lo encontré así como lo ves ahora…es como si hubieran pasado 200 años…

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