miércoles, 19 de agosto de 2009

LA CITA, PARTE 2

La platica se torna impersonal, a distancia, finalmente hubo un desencanto, de tu parte no soy lo que esperabas, por mi parte superaste la razón, y bien dijiste te voy a sorprender, y es cierto, por mucho eres mejor en persona que en una pantalla de PC. La plática sigue, la distancia se acorta, el tiempo transcurre… te he hipnotizado con mi charla. Ha habido un roce de mis manos con tus piernas, y has vibrado, nos miramos a los ojos, ya iniciando una complicidad. Tus ojos tienen un brillo especial, sonríes y me dices, te acuerdas, que cuando estaba cansada después de una larga jornada de trabajo, imaginábamos que me dabas un masaje en la espalda y que placer era extasiarme en un letargo mágico por el frote de tus manos?
Si me acuerdo, ¿quieres que ahora te de un masaje? Si por favor. Te acomodas y me das la espalda, la luces están tenues, al fondo se escucha una melodía que no identificamos en el piano, esperamos que se retire el mesero ya que nos llevo otras copas de vino tinto.
Te acomodas nuevamente y comienzo a frotar tu espalda suavemente, de arriba debajo de un lado al otro, hasta llegar al cuello, la nuca, inclinas un poco la cabeza haces a un lado tu cabello…y es magia, estas en éxtasis, en un trance, flotas, te elevas…al cabo de unos minutos estas en relax completo, y sientes una paz indescriptible.
El beso anunciado es espontáneo, sin pedirlo, más bien gritaba en silencio que se concretara.
Es un beso suave, solo en los labios, tierno pero con cierta pasión, jugueteamos en el exterior, percibiendo el cálido aliento de nuestras bocas, el terciopelo de tus labios, el aroma de tu esencia, la seda de tu piel. El cosquilleo es inminente, el deseo se empieza apoderar de la razón y la mesura, interrumpido nuevamente por el mesero, que pregunta si se nos ofrece algo.
Se dibuja en nuestro rostro una sonrisa nerviosa y picara de saber que estamos en un lugar público, y que sabemos que entre las plantas del lugar, el barman, los meseros, en la mesa de enfrente los de seguridad el del piano en algún lugar de los pasillos hay miradas indiscretas, y son testigos silenciosos de lo que ahí acontece, preguntándose y este par de calenturientos que hacen ahí, ya debería de estar en otro lado, jajajaja, pero finalmente no nos importa.
La plática sigue pero ya en otros términos, más cerca, más intimo, ya en pleno roce de nuestros cuerpos, mis dedos rozando tus pezones erectos, escudriñando entre tus piernas adivinando la profundidad del placer…penetrando en tus ojos claros hasta el fondo de tu alma, tratando de entender tu comportamiento, y sabiendo que en la atmosfera hay una alo de necesidad afectiva, de soledad insoportable, pidiendo a gritos un poco de cobijo…y las horas se han detenido, no percibimos el tiempo, ni el espacio, ni calor ni frío, todo esta perfecto.
El ánimo ha subido la temperatura y la hormonas empiezan hacer de las suyas. La lucha empieza en decidir si concluimos o dejamos las cosas como están. Tu argumentas que no es fácil llegar de buenas a primeras sin conocernos realmente y terminar en la cama con alguien que apenas conoces, y de alguna forma tienes razón, atendiendo a la cordura.

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