lunes, 28 de septiembre de 2009

Mi profesora caliente













Le levanté el babydoll y empecé a mamar sus tetas, ya tenía cara de placer, terminé de quitarle el babydoll, seguía mamando sus hermosas tetas, mientras que metí una mano en sus bragas y empecé a masajear su clítoris, quité sus bragas, al hacerlo vi un coño grande y rosadito, si perder tiempo comencé a chupárselo, ya no solo tenía expresión de satisfacción, si no también gemía de placer.

Hola me llamo Esteban, soy estudiante universitario y tengo 18 años, esto pasó hace ya tiempo y quería compartirlo con ustedes. Era un día de clases como cualquier otro.

Viernes, todos teníamos ganas de irnos a las 10 a.m. pero teníamos clases de geometría analítica, ese día la profesora estaba vestida con una falda no muy corta ni muy larga… pero mostraba bastante bien su bien formado culo, y sus piernas bien torneadas, es una mujer de aproximadamente 40 años, morena, con unas tetas grandes y paradas. Luego de que nos diera algo de clases, nos dijo, – A las 11:30 pueden irse, tengo algo que hacer y no puedo darles la clase completa pero tú Esteban quédate que necesito hablar un momento contigo. En el momento me dije – no pasé la prueba de circunferencia. Ya cuando todos se fueron me dijo:

- ¿Que te está pasando estás bajando las notas? Pero eso es otra historia, luego de la conversación me dijo: – Ayúdame con esto hasta el carro.

Pero en ese momento pasó algo interesante, se le cayó el borrador y ella se agachó a recogerlo sin ninguna discreción, dándome la espalda y mostrándome todo su culo, su coño se le marcaba en el hilo que tenía, se quedó así como por dos minutos, yo no le quité la vista, de repente enderezando su cuerpo me mira a los ojos y me dice:

– ¿Te gusta mi coño? En el momento dudé pero le dije: – ¿A quién no?, se ve jugoso, apetitoso y grande. – ¿A si?, espero que tu verga pueda satisfacer mi coño.

En ese momento dejé todo lo que tenía en la mano, la llevé contra la pared y comencé a besarla, mientras que con una mano le acariciaba el culo y con la otra sus tetas. De repente ella quita mi mano de su culo y me dice:

– Eres atrevido ¿he?, ¿sabes donde vivo?

Yo ni corto ni perezoso le respondí:

– Claro por supuesto que sí. – Pues ahora no vamos a tener sexo, ve a mi casa mañana en la mañana, que estoy desocupada, no llegues tarde. – ¡Por supuesto profesora!, allí estaré.

Y se fue pero no sin antes agarrar mi verga,

– Que dura la tienes – no dije nada pero ella sí… – Si no vas, no vas a pasar la materia, mira que me dejaste caliente.

Todo el camino de la universidad a mi casa estuvo mi verga parada, al llegar no pude hacer otra cosa más que ponerme agua fría para que se bajara. Al día siguiente me levanté muy temprano, eran las 6 a.m. me bañé, me vestí, y esperé a las 8 que es la hora que mi padre va al mercado con Melisa su esposa. Me fui con él, ya que pasaba cerca de la casa de la profe. De la avenida caminé una cuadra y llegué a su casa. Toqué a la puerta, y ella abrió en el momento,

- Te estaba esperando… – Pues ya estoy aquí.

Llevaba puesto un hilo más pequeño que el que llevaba el viernes, negro, con un babydoll rojo muy, muy cortito se le veían a leguas las tetas.

Al cerrar la puerta no esperé a nada, la tiré en el mueble y empecé a besarla, le levanté el babydoll y empecé a mamar sus tetas, ya tenía cara de placer, terminé de quitarle el babydoll, seguía mamando sus hermosas tetas, mientras que metí una mano en sus bragas y empecé a masajear su clítoris, en su cara se reflejaba el placer que estaba sintiendo, luego sin decir una palabra quité sus bragas, al hacerlo vi un coño grande y rosadito, si perder tiempo comencé a chupárselo, ya no solo tenía expresión de satisfacción, si no también gemía de placer.

Luego de aproximadamente 5 minutos chupando su coño introduje mi dedo en ella estimulándole el punto G, sus gemidos fueron aún más fuertes y notorios, entonces decidí chupar su culito, y acerté, gemía mucho más que antes y sin previo aviso, empezó a contraer su cuerpo, y me gritaba:

– No pares, no te detengas, continúa…

Me bañó de todo tipo de fluidos que salían de su coño, quedando como desmayada, ya no aguantaba mi verga, la saqué y suavemente la froté en su coño, al sentir esto ella volvió en si.

- Ahora me toca a mi darte placer.

Me agarró y me tiró al suelo, metiéndose mi verga en su húmedo coño, calentito y suavecito, cuando subía apretaba un poco la vagina, con los músculos de su concha, comprimían mi verga como deseando “ordeñarme” toda mi leche, se sentía muy rico, ella gemía, bufaba como fuera de sí, bañó dos veces mi verga, no aguanté tanto placer y entonces acabé.

– Tu leche está tan caliente, ¡y se siente tan bien en mi cuevita!

Y nos quedamos dormidos en el piso de la sala un buen rato.

Ella despertó primero, había tomado mi ropa y la estaba lavando, andaba desnuda por toda la casa, cuando desperté me dice:

– Vaya que eres bueno con la lengua. – Y usted si que es maravillosa con su coño, y por cierto es súper genial. – Ven vamos a bañarnos, tengo que ir a la universidad y así te llevo hasta tu casa. – Bueno, cumplo todo lo que me pida profe.

Cuando entramos al baño la puse de espaldas hacia mí y empecé a mamarle el coño otra vez…

- No pares hasta que tenga otro orgasmo…

Le introduje un dedo en el culo mientras chupaba su enorme coño, luego dejé de mamar su concha, no sin antes meterle dos dedos y estimularle el punto G, empecé a mamarle su ano, mordiendo sus nalgas de vez en cuando, cuando llegó al orgasmo, inmediatamente me dice:

– Apuesto a que quieres darme por el culo. – ¡Si no hay ningún problema!, me encanta su culito. – No hay ninguno, te lo has ganado, deja buscar lubricante.

Salió de la ducha y a los pocos minutos llegó con un frasco de aceite para bebés, tomó mi verga y pasó su lengua por toda ella, luego me la engrasó toda de aceite y me dio la espalda, se agachó y tomó sus nalgas con ambas manos me dejó a la vista el más hermoso panorama, su divino culo.

– Métela toda, hasta el fondo…

Sin más preámbulo le metí todo mi pene por el culo, gritó un poco pero luego gemía de placer y me pedía más y más, me hizo llegar como a los 5 minutos, apretaba las nalgas cada vez que lo movía, luego de eso terminamos de bañarnos, nos vestimos y me llevó hasta la universidad, pero en el camino iba tocando su rajita…

– Es tuya cuando esté libre, mientras me daba un beso de lengua. Y yo encantado.

Eso pasó hace unas semanas, y cada vez que la encuentro fuera de clases la saludo con un beso y una discreta agarrada de culo.

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