martes, 14 de octubre de 2014

CON MI VECINA Y SU ESPOSO


Aquí les comparto otra de mis experiencias, espero lo disfruten. Esto lo viví hace medio año, tal vez un poco más.
Habían pasado dos semanas de que firmara el contrato de renta de mi primer departamento; me había gustado desde que vi el anuncio, estaba bien ubicado, el espacio era lo necesario para una persona, tenía una buena vista de la ciudad y el precio era lo justo.
Ya instalada había logrado llevarme bien con mis vecinas y vecinos, pero hubo una con la que congenie bastante, me confiaba su vida personal, segura de que nunca abriría la boca para regar el chisme por doquier, en algún punto ella me empezó a contar cosas más personales e íntimas y yo apreciaba la confianza que me tenía. Ella era ocho años mayor que yo, llenita, bajita, de cabello castaño y ojos color miel. Tenía cuatro años de casada y hasta ese momento yo solo había visto una vez a su marido, me pareció un hombre sin mucha gracia, de la misma edad que ella, de estatura media, moreno y ligeramente fornido, no tenía mucho que apreciarle o eso pensaba yo.
Un martes en la tarde estaba desparramada en mi cama después de haber llegado de la universidad, cansada e irritada, recuerdo que dormí como veinte minutos y luego el sonido del timbre me hizo despertar, sabía que era mi vecina, en la mañana del mismo día me había dicho que quería hablar de algo importante y sabiendo que era ella me tome mi tiempo para levantarme e ir abrir. La recibí lo más alegre que pude y entro con mucha confianza, yendo directo a saquear mi refrigerador, yo hacía lo mismo cuando me pasaba por su departamento, así que no tenía problema con eso. Luego de ponernos cómodas, la conversación empezó a fluir, primero fueron temas simples como el reporte de nuestro día, comentarios de algunas noticias y finalmente el tema del que me quería hablar. Al principio me dejo desubicada y algo confundida.
—No sé qué opines, es tu decisión, pero aun que digas que no, por favor trata de no juzgarme o juzgarnos.
Yo estaba pensando qué responder a la propuesta que me había hecho, por alguna razón me vio como la mejor opción para formar un trio con su marido, la propuesta en sí no me sorprendió tanto, como el hecho de que ésta había sido sugerida por mi vecina, era algo que no me esperaba, lo medite por un buen rato y realmente no había nada que juzgar, cada quien pone las reglas en su matrimonio y nadie más debería opinar, pero sus reglas me estaban involucrando, tal vez no en lo más importante, pero si en uno de los aspectos más importantes en un matrimonio.
—Mira… en este momento no sé qué responderte, pero ten por seguro que no te juzgo por eso, dame unos días y yo te digo ¿ok?
Debo admitir que me sentí alagada, me encanta formar parte de ese tipo de cosas y no tendría problema con aceptar la propuesta, pero aun así no quería que algo entre nosotras se arruinara por algo como eso, tenía que poner mis condiciones o si no, no había trato. Dos días después acepte y les expuse mis términos y limitaciones, negociamos algunos puntos, pero en general estábamos de acuerdo con todo lo dicho.
Así, el vienes mi vecina y yo fuimos a recoger resultados del laboratorio. Una de mis condiciones era hacernos exámenes para descartar cualquier problema, suena poco excitante, pero algo así podría ahorrarnos el arrepentimiento de algo que se hizo por mero impulso. Afortunadamente los tres estábamos limpios, ya era algo menos de que preocuparse.
La cita sería al día siguiente en el departamento de ellos, decidí ponerme unos tacones azules, un mini vestido negro de escote redondo y pronunciado, también me di un leve toque de maquillaje y listo, a las cuatro de la tarde ya estaba en su departamento, esperando junto a mi vecina a que llegara su marido de trabajar, una hora después ya estaba ahí, dándose una ducha que duro como quince minutos. Mientras tanto yo me estaba poniendo cómoda en la habitación de la pareja esperando para dar inicio a una buena sesión. Durante ese tiempo mi vecina me dijo uno de los motivos por los que ella había accedido a tener algo así con su esposo, no me sorprendió, infidelidad por parte de ella, él se enteró y me imagino que habrán hecho algún tipo de acuerdo, no pregunte nada porque no quería saber más, eso era entre ellos.
Escuche que mi vecino termino de ducharse y me acomode mejor en la cama junto con su esposa, quien prácticamente estaba en ropa interior, pensé en quitarme el vestido, pero ya no pude, acababa de entrar el marido a la habitación con solo un bóxer cubriendo parte de su desnudez, enseguida se nos unió en la cama, se acomodó en medio de la dos y no… no es como uno imagina, estuvimos varios minutos sin hacer ni decir nada, esperando a que alguien hiciera el primer movimiento. Decidí empezar rozando el costado de uno de mis senos contra el brazo de él, enseguida lo percibió y me miro malicioso, volví a rozarlo ahora dejándole sentir todo el volumen de mi seno y parte del otro, sin perder tiempo se giró hacia mi bajando mi escote, desabrocho mi sostén y sus manos se posaron cada una sobre uno de mis pechos, moviéndolos de forma circular, estrujándolos a su gusto, lo vi un poco inseguro de explorar más e intente animarlo un poco.
—Anda— me erguí un poco y puse mis senos frente a su cara—Son para ti—tome uno de mis senos, presionando mi pezón contra sus labios y gustoso empezó a succionarlo, primero despacio y luego un poco más rápido, observe a su esposa totalmente hipnotizada con la escena y no quería sacarla de su trance, que participara cuando ella se sintiera cómoda. Mientras tanto su esposo seguía enganchado a mis tetas ordeñándolas deliciosamente, sentí su lengua hacer contacto con mi pezón provocándome un tremendo jadeo.
—Que mamilotas tan sabrosas— me cortó un poco la frase, pero no le di importancia, nuevamente restregó la punta de su lengua contra mi pezón y lo mordió, me deshice en jadeos sintiendo como se dedicaba a dejarlo durito e inflamado, termino de bajarme el vestido y se pasó al otro seno para repetir el proceso. Su esposa una vez de regreso en sí, procedió a quitarle rápidamente el bóxer revelando uno de los miembros más dotados que he visto, eso me excito de sobremanera y aun no lo había sentido, observe como ese pedazo de carne era estimulado por las manos de su mujer para después ser rodeado por los labios de ella, deslizo su boca lentamente desde la punta intentando llegar a la base, era una locura tuvo que usar sus manos como una extensión de su boca para cubrirlo todo—¡Oh!—emitió con la voz ronca en cuanto se empezaron a mover los sabios por toda la longitud y ahora era yo la que estaba hipnotizada, descubriendo que se había formado una sonrisa en mi rostro por estar viendo eso, apenas percibí cuando mis senos empezaron a ser rebotados por unas manos masculinas y a ser nuevamente lengüeteados descaradamente, me quite las bragas dejándolas a un lado y llevando la mano del caballero a mi entrada que no tardó en invadirla con sus dedos moviéndolos de manera experta friccionando mis paredes internas, mis gemidos salían descontrolados de mi boca y me tuve que sostener de los hombros de él, sintiendo como mi vulva se humedecía cada vez más, su esposa dejo de chupársela, se apartó un poco y mi cuerpo fue impactado contra el colchón, para que nuevamente mi agujero fuera penetrado por sus dedos, moviéndose rápidamente, entrando y saliendo, generando sonidos húmedos cada que los hundía, luego su esposa se recostó junto a mí con las piernas abiertas y flexionadas, al momento también le metió los dedos de la otra mano para tenerla como a mí me tenía, pidiendo ser ensartada por él de una buena vez, sentí mi cuerpo a punto de llegar al éxtasis, mi respiración se agito sintiendo como sus dedos habían dado en el punto correcto, mi cuerpo tembló y la voz se me fue en jadeos y gemidos, sintiendo como de mi puntito brotaban con fuerza chorritos de mi propia esencia, perdí la noción del tiempo, disfrutando cada descarga de placer provocado por mi orgasmo, cerré mis piernas contrayendo mis labios vaginales, intentando alargar la sensación de placer que en ese momento me invadía, mi pecho subía y bajaba a un ritmo acelerado, mientras me recuperaba gire mi cabeza encontrándome a su esposa en la misma situación que yo, sus gemidos eran más agudos que los míos, la vi convulsionar disfrutando del clímax y luego relajando su cuerpo, que estaba siendo recorrido por los labios de su esposo.
Después de tranquilizarme, mi vecino ya estaba disfrutando la vista, admirando cómo se perdía su pene entre mis grandes y mullidas tetas, follandolas salvajemente por más de diez minutos, me encanto sentir como lo deslizaba entre ellas, estrujándolas con fuerza, como exprimiendo un par de toronjas, haciendo los movimientos cada vez más frenticos, soltó suspiro y de un segundo a otro se corrió sobre mí, dejando mi rostro y mis senos cubiertos de esperma, cuando termino de vaciarse, se aseguró de cubrir con sus fluidos todo el volumen de mis pechos, me hizo limpiarle su falo con mi boca y obedecí sin chistar. En el proceso sentí unas manos curiosear sobre mi vulva, di un vistazo y encontré a su esposa explorando mi zona, eso me hizo sonrojar bastante, era la primera vez que una dama me tocaba en esa zona tan íntima y se sentía muy bien.
Terminando de limpiarle su miembro con mi boca, él se levantó de la cama y se echó en un sillón que estaba junto a la cama, dedicándose a ver a detalle como su esposa me manoseaba, estaba tan concentrada en lo que hacía, pero yo no estaba segura de participar en ese acto, sin ningún recato se acercó rosando sus mejillas sobre mis senos e imito el ronroneo de un gato.
—Tú también puedes—me dijo mi vecina con un tono meloso, tomando una de mis manos y guiándola hasta su pubis, yo sabía lo que tenía que hacer, pero no me imaginaba metiendo mis dedos en otra rajita que no fuera la mía, mentalizándome positivamente e intentando corresponderle comencé a tocarla, moviendo mis dedos sobre su vulva, ni siquiera intentaría meterle los dedos como ella lo estaba haciendo conmigo, aunque si le gusto, de algún modo nos pudimos sincronizar y los movimientos se volvieron más ansiosos y desesperados, con mi otra mano acaricie uno de sus senos, mucho más pequeños que los míos, pero igual de excitantes, ella saboreaba el esperma de su marido que minutos antes había sido derramado sobre mis pechos. Pasaron solo cinco minutos cuando sentí el inicio de otro orgasmo, no quise dejarla atrás y empecé a tocarla con más vigor, junto su frente con la mía y supe que estaba por venirse, nuestras respiraciones se aceleraron chocando una con la otra, todo lo demás paso a segundo plano y nos corrimos casi al mismo tiempo, la habitación se llenó de nuestros jadeos y casi gritos, deleitándonos cada una con nuestros orgasmos en proceso, cayo rendida sobre mí intentando reponerse y al igual que yo giro su cabeza para ver a su esposo, quien se había masturbado viendo nuestro espectáculo lésbico—¿Te gusto?— no supe si la pregunta era para su esposo o para mí, pero ambos contestamos afirmativamente— A mí también…increíble— me dedico una sonrisa divertida y con una mirada cómplice me indico que fuéramos a por su esposo para que ahora nos follara a su gusto.
La situación era excitante, por petición de él, mi vecina y yo estábamos inclinadas sobre la cama exponiendo nuestros traseros ante él, cuatro agujeros a su disposición para que los profanara a su antojo. Estaba detrás de nosotras observando y relamiéndose los labios, parecía estar pensando a quién se la metería primero, no tardó mucho en decidirse, sonreí en cuanto se acercó y deslizo su pene por en medio de mis nalgas, llegando a mi rajita para frotarla con su miembro de manera brusca, acción que repitió varias veces antes de presionar mi entrada con la punta de su falo, penetrándome lentamente, sentí como mi útero se dilataba por el grueso miembro que se abría paso para llegar a lo más profundo, éste topo con una pared internar y sabiendo que podía meterla aún más, dio un empujón que me hizo ver estrellas por el dolor que me causo, gemí desesperada, intentando frenarlo con mi mano hacia atrás, pero no le importo, incluso sentí que repitió la acción con más saña haciéndome sentir su polla corrompiendo mi interior, repitió la acción un par de veces más, luego se separó y repitió lo mismo con su mujer, regreso para ensartarme otra vez dando cuatro embestidas, saliendo y metiéndola ahora en el agujero de ella, así se la paso por un buen rato, clavándola cada cuatro o cinco embestidas en una de nosotras, mezclando nuestros fluidos, yo realmente lo estaba disfrutando y lo disfrute aún más cuando me tomo de las caderas, para penetrarme de nuevo y taladrarme a un ritmo bestial, quito sus manos de mi cadera y las puso sobre mis pechos moviéndolos al ritmo que me bombeaba, no tardo mucho para empezar a soltar maldiciones y hundiéndola hasta adentro, se vino en mi interior, expulsando toda su semilla sin preocupación, al momento que termino me dio un azote en el trasero, saco rápidamente su pene y me tiro de un empujón a la cama, me deje caer y de nuevo me encontré sonriendo apreciando como se impregnaban mis piernas del semen que empezaba a escurrir de mi interior, disfrute la suave sensación de las sabanas contra mi cuerpo, gire levemente la cara y vi a su esposa limpiándoselo con la boca, saboreando los restos con su lengua. Después de eso, no supe de nada, caí en un profundo sueño, sintiendo como mi cuerpo se relajaba y parecía flotar en una nube.
Desperté a las once de la noche en la cama de ellos, me había despertado por una sensación placentera en mis labios vaginales, esta recostada de lado dándole la espalda a mi vecino, me despabile y me di la vuelta, pero deje que me siguiera tocando, alce mi cara para echar un vistazo descubriendo que su esposa dormía tranquilamente al otro lado de la cama, le dedique un sonrisa coqueta al hombre que me estimulaba con dedicación, le aparte la mano y me levante, haciéndole una seña para que me siguiera, ni siquiera lo dudo, salimos en silencio de la habitación y cerramos la puerta.
Hice que se sentara en el sofá y me puse de rodillas en medio de sus piernas, no había necesidad de palabras, el día aun no terminaba y por tanto el trato de formar un trio con el esposo de mi vecina tampoco, aunque ahora solo éramos nosotros dos, suspire y tome su miembro entre mis manos, sin dejar de mirarle me lo metí a la boca y empecé con mi labor, él tenía la cabeza echada hacia atrás dejando escapar largos suspiros, hice un poco de contacto con sus testículos provocándolo aún más, de repente me tomo por los cabellos y me hizo aumentar la velocidad, minutos más tarde en cuanto broto el líquido pre seminal me aparto de su entrepierna y me tumbo sobre el piso, colocándose entre mis piernas ya abiertas, jugueteo con la punta de su pene en mi entrada, rozando mi clítoris cada que lo restregaba suavemente por todo lo largo.
—Mamacita, estas muy sabrosa, no la había pasado tan bien en años, tan… ¡bien…!— acto seguido, sin ningún miramiento me penetro de golpe y tuve que silenciar mis gemidos con las manos, alzo un poco mi cadera y empezó a follarme como si se le fuera la vida en ello—Así, vamos a remojarlo un poco— abrí más las piernas en el momento que hizo rápidos movimientos circulares como intentando impregnar todo su pene de mi lubricación natural, se agacho dejando nuestros rostros muy cerca del otro, saco la lengua y delineo mis labios, presiono para dejarle explorar mi boca, no protesté y junte mis labios con los de él en un beso para nada casto, luego descendió por mi cuello dejando un camino de besos y enterró su cara entre mis tetas agasajándose con ellas, aumento más el ritmo las embestidas, me apoye con mis pies en punta subiendo un poco más mi cadera para que pudiera profundizar más las penetraciones y complacido por la acción me atravesó cruelmente, me sostuvo en esa posición sometiendo mi útero a violentas arremetidas, en ocasiones dolorosas, estaba tan embriagado de placer que no se dio cuenta cuando su esposa se asomó sin hacer ruido, pero yo alcance a verla y le dirigí una mirada neutral, regresando mi atención al hombre que en ese momento estaba disfrutando de mi cuerpo, taladro un par de veces más y con un gruñido eyaculo en mi interior, dejándome llenita de él, volví a girar mi rostro viendo cómo se cerraba la puerta de la habitación con un ligero clic apenas audible, mi vecino salió de mi interior haciendo que su esperma escurriera por en medio de mis nalgas, esparció algunas gotitas en mi abdomen, que resbalaron hacia los costados, luego soltó mi cadera y se acostó junto a mí, regulando su respiración, se giró de lado, acerco sus labios a uno de mis senos y lamio mi pezón—Mientras se me para de nuevo, vas darme lechita— sonreí de lado y le seguí el juego, sujete mi seno con una mano y con la otra guíe su rostro hasta mi bultito, el cual lo capturo al instante succionándolo con su boca, paso casi veinte minutos de estar mamando mis tetas, cuando su pene ya estaba pidiendo atención nuevamente. Volvimos follar y se corrió adentro de mi nuevamente— Gracias— no pude más que sonreírle tiernamente.
—Cuando quieras— me levante del piso pasa sentarme en el sofá y él me imito— Aunque solo esta semana— lo mire esperando a que respondiera, pero solo asintió con la cabeza. Después de eso él fue en busca de mi ropa y me ayudo a vestir, como excusa para manosearme un poco más.
Una semana después, mi vecina fue a buscarme a mi departamento, pude notar que estaba incomoda con la situación. Estaba enterada de que había estado teniendo sexo con su esposo después de ese día, en su departamento, en el mío y hasta en el estacionamiento del edificio, pero no tenía derecho a protestar, otro de mis términos para que eso del trio se pudiera llevar a cabo era que su esposo y yo podíamos tener sexo libremente durante una semana, por el simple hecho de que siempre queda la tentación de volver a repetir, ella por supuesto estaba invitada a participar y así lo hizo un par de veces, pero no le terminó de convencer que su esposo solo me estuviera follando a mi durante ese tiempo, aunque eso no me importo, yo estaba complacida con su marido cogiéndome a su gusto y en el momento que él lo quisiera, prácticamente me violo en el estacionamiento (eso se quedó entre él y yo), algo que dudo se atrevería hacerle a su mujer.
Así que manteniéndome en la realidad y con la mente fría, en cuanto terminó esa semana regrese a mi vida normal y estuve evadiendo a mi vecino por un mes, para no tentar al deseo. La relación con mi vecina no cambio mucho, salvo por algunos detalles.
Actualmente ya no vivo ahí, pero sigo en contacto con ella y por lo que veo su matrimonio se ha fortalecido, algo habrán hecho bien.

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