(by Alexxx)
Otro verano mas, otra vez el destino nos junto, los recuerdos de los pequeños momentos juntos volvieron a nuestra mente, todos esos pequeños momentos de felicidad sumaban una felicidad única. Cada vez que pensaba en vos mi corazón latía enloquecidamente, yo nunca te lo había dicho, pero tu sonrisa y tus ojos parecían darme la respuesta. Igualmente siempre el destino como nos unía también nos separaba, ya que los dos bien sabíamos que nuestros caminos estaban trazados por distintos rumbos. Una tarde el destino nos dió la oportunidad de estar juntos pero esta ves solos, sin nadie para juzgarnos.
Esa tarde paseamos por la playa charlando de cosas que nos sucedían en nuestra vida, cosas que sin saber teníamos en común. La tarde fue cayendo y nos sentamos a la orilla del mar para ver juntos la puesta del sol, mientras las gaviotas volaban a nuestro alrededor como si fueran pequeños ángeles, el sol se marchó y la noche comenzaba a llegar, nuestras manos se juntaban tratando de buscar un poco de calor. Tendidos en la arena mirábamos al cielo fijamente observando como la noche dejaba al desnudo todas las estrellas. Nuestra conversación comenzó a ser de tono más romántico, no pude ocultar más mis sentimientos y te dije que ese momento que vivíamos juntos era para mí algo único, que nunca había sentido en mi corazón un sentimiento tan placentero como el que estaba sintiendo en ese momento por tí. Vos no dejabas de mirarme a los ojos y mientras que la luna salía por el horizonte me dijiste que me amabas, yo sin saber que decir me quede sin palabras, creía que estaba flotando, no podía creer lo que sucedía y sin despegar la mirada de tus hermosos ojos sellé todo con un gran beso.
Mis manos acariciaban tu hermoso cabello, tocaban tus rojizas mejillas, secaban tus pequeñas lagrimas, lagrimas que brotaban de felicidad o tal vez de saber que solo esa noche podíamos vivir juntos. Mientras la noche se cerraba dándonos con la oscuridad completa intimidad te bese y acaricie con todo mi amor, solo las estrellas como pequeñas velas iluminaban nuestros besos y la luna, que se reflejaba en el mar, cortaba la oscuridad total de esa noche de enero.
Tus besos junto con los míos se transformaron en pasión y tu ropa comenzó a caer en la arena como hojas de un árbol en otoño. Sin darnos cuenta estábamos haciendo el amor, palabra tan usada pero pocas veces realizada. El viento comenzó a brotar del océano, como queriendo apagar nuestro fuego, y las nubes ocultaron la luna dejándonos en completa intimidad. Hicimos el amor perdiendo la noción del tiempo, te ame como nunca lo hice ni lo haré. Abrasados y desnudos en la playa nos encontró la lluvia, tú me mirabas y sonreías como siempre sin importarte que nos mojáramos. Recogimos la ropa y corrimos hacia un reparo, donde un sereno se sorprendió al vernos semidesnudos.
Esa noche fue la mas hermosa de nuestra vida, pero los dos sabíamos que solo era un hermoso sueño, porque vos al igual que yo, ya estábamos casados.
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