viernes, 27 de febrero de 2009
TU FANTASIA O LA MIA
Llegue puntual a nuestra cita, entre a recepción y pedí la llave de la habitación tal como me habías pedido en nuestra charla del día anterior, se me hizo un poco raro, ya que anteriormente nos habíamos encontrado en la central de autobuses y de ahí nos íbamos al hotel.
Tome el ascensor y me iba preguntando si tu ya estarías en la habitación, camine por el pasillo e iba checando los números de las habitaciones, al fin, encontré la habitación, metí la llave y entre, estaba oscuro, pero la luz del baño se dejaba ver por debajo de la puerta y el chorro del agua cayendo, así que deduje que ya estabas en la regadera, el deseo pronto se apoderó de mi, al imaginarte desnuda, con el agua recorriendo tu cuerpo, rápido aventé la maleta y comencé a desnudarme, quería sorprenderte, abrí la puerta con cuidado y oh sorpresa, estabas metida en la tina, tenias puesto los audífonos por lo que aun no te dabas cuenta de mi llegada.
Entre y te mire, estabas acariciando tu cuerpo, tenias los ojos cerrados, una de tus manos sobaba tus senos, uno y luego el otro, apretando tus pezones, la otra mano estaba entre tus piernas acariciando ese botón, ajena a lo que te rodeaba, lambias tus labios, te los mordías, y tus manos creando un ritmo despacio, luego acelerabas, una de tus manos tomo el consolador que tenias a un lado y vi como poco a poco lo fuiste introduciendo en tu interior, tu cara reflejaba mil emociones, tu respiración se aceleró, y vi como empezaste a meter y sacar despacio, luego mas fuerte, jadeabas, te pellizcabas tus pezones, estaba muy excitado, con mi mano tome mi pene y lo empecé a acariciar, te observaba y más duro me ponía, quería entrar en tu interior, que fuera mi miembro el que estuviera dándote ese placer que estabas sintiendo, pero al mismo tiempo no podía dejar de observarte, era una sensación muy extraña el verte a ti acariciándote, dándote tu propio placer.
Tu seguías creando tu propio ritmo ajena a lo que te rodeaba, cambiaste tu mano y continuaste metiendo y sacando cada vez más de prisa hasta que lograste tu orgasmo, yo continuaba acariciándome, sin poder quitar mi vista de ti, no queriendo perder detalle de tu propio placer, quería ver la sorpresa reflejada en tu rostro cuando vieras que había sido testigo, al abrir tus ojos y verme, solo dijiste, ¡Hola, amor, te estaba esperando!
No pude más, me acerque y te levante de la tina, te tome en mis brazos, y comencé a besarte, mis manos recorriendo cada milimetro de tu piel, estaba fuera de mi, el deseo a punto de estallar, te voltee de espaldas y te inclinaste en la tina, de un solo empujón llegue hasta el fondo de ti, y empecé a entrar y salir, estaba a punto, jadeabas, me apretabas, y pronto llegamos juntos al orgasmo.
Fue tu fantasía o la mía?
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